Notas al programa – 15.02.2014

El programa que escucharemos hoy pretende ser una muestra de una de las formas musicales más características del Clasicismo: el concierto para instrumento solista y orquesta.

Esta forma encuentra sus antecedentes en el concerto grosso del Barroco. Fue Arcangelo Corelli (1653-1713) quien estableció, en los doce concerti grossi que compuso, las características del concierto que perdurarían en los dos siglos siguientes: un lenguaje específicamente instrumental -procedente del violín, pues la orquesta era entonces sólo de cuerda-, el empleo habitual de formas tonales, y la separación clara entre acompañamiento y solistas -que solían ser aún varios a la vez-. No obstante, en el concerto grosso, la música que tocan los solistas y la orquesta es exactamente la misma, y la diferencia está solamente en la textura, en la diferencia entre sonidos pequeños cuando tocan los solistas y grandes cuando toda la orquesta se une a ellos.

Casi al mismo tiempo que Corelli, otro italiano, Giuseppe Torelli (1658-1709) desarrollaba el concierto de solista, en el cual comenzaba a existir una diferencia clara entre el virtuosismo técnico del solista (que ya era solamente uno)  y el desarrollo temático a cargo del tutti orquestal. Antonio Vivaldi fue el gran maestro barroco del concierto con solista, llegando a componer más de 500 para distintos instrumentos.

 

Johann Wenzel Anton Stamitz (1717-1757) fue un músico procedente de Bohemia (la actual República Checa) que se estableció en Mannheim, en el suroeste de Alemania, como violinista y compositor de la corte. Se le considera el fundador de la llamada Escuela de Mannheim, grupo de compositores cuyas obras supusieron la transición entre los estilos barroco y clásico. La orquesta, de cuerda al comienzo, fue incluyendo cada vez más instrumentos de viento con partes específicas para ellos; las líneas melódicas pasaron a ser más elaboradas y con estructura más clara y simétrica y mayor importancia rítmica; se fijó para las sinfonías una forma en cuatro movimientos y en tres para los conciertos, y se desarrolló lo que se suele denominar la forma de movimiento de sonata.

En este ambiente musical pionero nacieron los hijos de Johann Stamitz, Anton y Carl (1745-1801). Del último escucharemos hoy dos obras. Formado con su padre y con Christian Cannabich, Ignaz Holzbauer y Franz Xaver Richter, Carl Stamitz se convierte con 17 años en miembro de la orquesta de Mannheim, la más reputada de la época, donde permanece como violinista hasta 1770. En dicho año se traslada a París, donde sus composiciones obtienen un gran éxito, y es nombrado compositor del Duque de Noailles, puesto que ocupa hasta que se traslada a Londres en 1777. Carl Stamitz compuso en total unos 40 conciertos con solista para los miembros de la orquesta de Mannheim; aunque la mayor parte son para violín y para clarinete, hoy escucharemos los primeros movimientos de sendos conciertos para viola y flauta.

El de viola es una de las grandes obras de repertorio solista de este instrumento. La orquesta presenta el material temático, pero se limita después a acompañar levemente al instrumento solista, que exhibe un virtuosismo excepcional para la época.

El concierto para flauta es de estilo parecido a Mozart o Haydn, aunque la sencillez temática es todavía característica de la Escuela de Mannheim.

 

Joseph Haydn (1632-1809) es considerado el gran impulsor de algunas de las formas más características del Clasicismo, como el cuarteto de cuerda y la sinfonía en su forma definitiva, y contribuyó al desarrollo de la forma de movimiento de sonata. En las primeras décadas de su vida estuvo relativamente aislado de otros compositores, por lo que desarrolló un estilo personal que inspiraría enormemente a otros como Mozart o Beethoven, de quien fue profesor.

Ccompuso su segundo concierto para violoncello en 1783 para el cellista Antonín Kraft, violoncellista de la corte del príncipe Nikolaus Esterházy en la que el propio Haydn había sido maestro de capilla desde 1766 y durante casi treinta años, y para la que había compuesto una enorme cantidad de obras. Durante mucho tiempo se pensó que era el propio Kraft el autor del concierto; hoy se ha confirmado la autoría de Haydn, pero parece que el cellista le ayudó en gran manera con la composición de la parte solista, de enorme dificultad técnica, que explora todo el registro del instrumento y su capacidad expresiva al mismo tiempo que requiere una fuerza casi atlética del instrumentista.

 

Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) fue uno de los mayores genios musicales de todos los tiempos. Concertista de instrumentos de teclado y de violín desde tierna edad y compositor desde que tuvo uso de razón, en sus 35 años de vida dio lugar a más de seiscientas composiciones de todos los géneros musicales, consideradas en su mayoría obras maestras. Aunque con 17 años fue contratado como músico en la corte de su ciudad natal, Salzburgo, una búsqueda incesante de mejores puestos de trabajo le llevó -como veremos- a viajar repetidas veces por Europa, antes de establecerse definitivamente en Viena. Mozart llegó a Mannheim el 30 de octubre de 1777, acompañado por su madre; aunque iba camino de París -donde esperaba encontrar un buen puesto de trabajo-, se quedó en la ciudad inesperadamente durante cuatro meses y medio. Mozart conoció allí a varios compositores de la escuela de Mannheim, notoriamente Christian Cannabich, a quien le unió una gran amistad. La calidad de la orquesta de la ciudad le impresionó mucho, y también se dejó influir por el estilo compositivo de los músicos. Aunque Carl Stamitz ya no se encontraba en la ciudad, la gran cantidad de obras solistas y de cámara que éste compuso para clarinete contribuyó a dar a este instrumento la importancia que tenía cuando Mozart decidió dedicarle su concierto.

Mozart lo compuso en el último año de su vida para el clarinetista vienés Anton Stadler. No se ha conservado el manuscrito y fue publicado después de su muerte, por lo que hay muchas dudas sobre las intenciones del compositor, pero parece que la obra fue escrita para clarinete di basetto, un instrumento similar al clarinete del cual no se han conservado ejemplares de la época, y en el que Stadler era un gran virtuoso.

Irene Benito

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